¿QUÉ ES LA BRONQUIOLITIS Y CÓMO SE PREVIENE?
La bronquiolitis es una infección respiratoria producida principalmente por el Virus Respiratorio Sincitial, siendo mayor su incidencia en los meses de invierno. Afecta sobre todo a los menores de 2 años y especialmente a los menores de 6 meses. La edad pico es de los tres a los seis meses. Alrededor del 70 por ciento de los lactantes menores de 12 meses son infectados por el VRS durante su primer año de vida y el 22 por ciento desarrolla una enfermedad sintomática.
La mayoría de los niños se contagian el algún momento sin complicaciones presentando un cuadro catarral con aumento de tos y mocos que suele durar una semana y sólo algunos presentan un cuadro grave que requiere ingreso en el hospital e incluso a veces en Uci. También es frecuente que haya fiebre. Los casos graves se suelen producir a partir del segundo o tercer día, cuando hay un empeoramiento clínico y el moco y la inflamación obstruyen los bronquiolos y esto genera que el niño comience a respirar más deprisa y con dificultad con una respiración ruidosa. También es frecuente que los niños rechacen comer, sobre todo los lactantes, ya que se fatigan mucho durante las tomas.
El tratamiento de la bronquiolitis es sintomático, consiste principalmente en controlar la temperatura con antitérmicos, mantener al niño bien hidratado (fraccionando las tomas si fuera necesario), realizar lavados nasales frecuentes y colocar al niño algo incorporado para ayudarle a respirar mejor. Los antibióticos no están recomendados, ya que es una enfermedad vírica.
En algunos trabajos de investigación, se ha demostrado que los niños que han padecido bronquiolitis durante los primeros meses de vida, presentan luego durante la segunda infancia y adolescencia un mayor riesgo de desarrollar asma que los niños que nunca ha presentado esta patología.
Según la Asociación Española de Neumología, si un niño diagnosticado de bronquiolitis presenta alguno de éstos síntomas, debe acudir inmediatamente a un servicio de Urgencias Pediátricas:
- Si su hijo/a está vomitando y no puede retener los líquidos. Puede estar deshidratado por la falta de apetito o los vómitos, y los pañales están más secos de lo normal.
- Si su hijo/a está más soñoliento que habitualmente.
- Si la piel de su niño/a se torna de color morado; especialmente alrededor de los labios o en las yemas de los dedos. Si se pone pálido y sudoroso.
- Si se fatiga mucho con las tomas, y casi no come.
- Si respira peor, respira cada vez más deprisa, se le marcan las costillas, mueve mucho el abdomen, se le hunde el pecho o deja de respirar durante segundos.
- Su hijo/a padece una enfermedad de corazón o fue prematuro (nació antes de tiempo). En estos casos, contacte con el médico cuando aparezcan los primeros síntomas.
Los niños prematuros, con cardiopatías y con enfermedades inmunológicas, son especialmente vulnerables a la bronquiolitis. Para protegerlos, durante los meses de invierno se les administra un anticuerpo monoclonal contra el VRS llamado Palivizumab en el hospital. Si su pediatra le ha recomendado su administración mensual es muy importante que acuda a las citas, además esta no interfiere con el calendario vacunal de las Comunidades.
La bronquiolitis se contagia como un resfriado, mediante el contacto con saliva y moco. Las pequeñas gotas de fluido de la nariz y boca son trasladadas por el aire cuando la persona estornuda o tose y también pueden quedarse sobre los objetos que la persona ha tocado. Es muy posible que la medida más eficaz para evitar el contagio sea que cualquier persona que vaya a tocar al niño o sus cosas (chupetes, biberones, juguetes, etc.), se lave las manos con agua y jabón antes de hacerlo. Otras medidas preventivas que han demostrado su eficacia son no fumar dentro de casa, humidificar el ambiente, evitar el contacto con personas resfriadas, usar pañuelos desechables, evitar ambientes epidémicos como fiestas infantiles, centros comerciales…, sobre todo en épocas de riesgo.
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